Familias gitanas: Un estudio único hecho realidad en Canarias
El sociólogo Alejandro Vara de Gabriel ha hecho una investigación sobre esta comunidad para lograr una evolución positiva para este colectivo.
El sociólogo Alejandro Vara de Gabriel encargado del estudio.

La Presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas Romi Camela Nakerar Josefa Santiago.
Desde el nacimiento de la asociación de Mujeres Gitanas Romí Camela Nakerar su misión principal ha sido la de mejorar la calidad de vida de la población gitana residente en el Archipiélago, trabajando con personas gitanas y no gitanas, pero especialmente con mujeres en situación de vulnerabilidad. Por ello, se le encargó al sociólogo Alejandro Vara, realizar el primer estudio exhaustivo sobre la comunidad gitana residente en Canarias, para poder posicionar a la comunidad, sobre todo a niveles de pobreza y exclusión social, de cara a pedir ayudas o la evolución para un futuro mejor para ellos.

Trabajando para nuestra Comunidad en el Casino de San miguel de Abona.
Breve historia del pueblo gitano
La primera constancia documental de la presencia de personas de etnia gitana en Canarias se tiene del año 1629, donde el Tribunal del Santo Oficio (La Inquisición), condenó a María de Gracia a escuchar una misa en la sala del tribunal acusada de “prácticas supersticiosas”. Años más tarde, pero dentro del mismo siglo, en 1666, el mismo tribunal condenó a Gaspar Ortiz por mentiras y sortilegios. No volvió a haber presencia documentada de gitanos y gitanas en Canarias hasta mediados del siglo XX, donde las asignaciones de cupo del servicio militar franquista unieron los destinos de este archipiélago a los de la comunidad gitana para siempre.
El sociólogo creyó que era importante estudiar a las familias desde distintos puntos de vista, entre ellos, el abandono escolar, la alimentación, la vivienda, la tecnología, el racismo, el uso del tiempo, la venta ambulante, los ingresos, los gastos corrientes, la salud, el transporte y la escolarización. Para poder realizar esta investigación, también fue necesario un número de entrevistas que alcanzó las 129 cabezas de familia (en torno al 90% mujeres), logrando datos de hasta 335 personas, lo que, si tomamos como referencia las estimaciones de población gitana antes citadas, la investigación habría abarcado entre el 4,19% y el 16,89% del total de la población gitana residente en Canarias.
Las preguntas que se les realizaba a las personas fueron adaptadas al lenguaje de la encuesta a la realidad de la persona encuestada en cada momento, asegurando que el proceso de comunicación culmina exitosamente, en todos los casos, con la asimilación del total de la información. Con todos estos datos lograron “dibujar un retrato”, con un grado de exactitud bastante elevado, del perfil de la comunidad gitana canaria, lo que en un futuro debería servir para dirigir las políticas públicas destinadas a esta comunidad en la dirección apropiada.
«Llega información contradictoria al respecto de saber si la situación de la comunidad ha mejorado o empeorado en los últimos años»
En cuanto a las conclusiones de este estudio es que una de las primeras dificultades que se aprecia a la hora de realizar un análisis de los datos extraídos mediante las encuestas y la observación directa es que, ante la falta de estudios previos sobre la materia, no se pueden realizar comparaciones fiables en el eje temporal para la mayor parte de las variables, sobre todo para las económicas y de calidad de vida, por lo que llega información contradictoria al respecto de saber si la situación de la comunidad ha mejorado o empeorado en los últimos años.
Es decir, esta investigación «se asemeja más a una foto fija del momento presente que a un vídeo que reproduzca el movimiento durante un periodo determinado. No obstante, en esa foto fija se pueden observar una gran cantidad de detalles y matices que aportan una gran cantidad de información sobre la realidad de la comunidad gitana canaria», así lo determina Vara en su informe.
